La columna de Ferran Garrido. Una pica en Cullera

EL MODELO TURÍSTICO QUE QUEREMOS

Calidad o cantidad. No sé si es tarde plantearse esta dicotomía a la hora de mirar, con ojos de futuro, el desarrollo turístico de Cullera. Al presente llegamos tarde, muy tarde. En realidad llegamos tarde hace muchos años, cuando apostamos por un desarrollo urbanístico basado en la construcción de apartamentos y no en la promoción de establecimientos hoteleros.

No voy a caer en el error de criticar a tumba abierta decisiones tomadas hace muchos años, pero siempre he vivido con pasión esta ciudad, pero con el prurito del “no me gusta” lo que estamos haciendo en esta materia. En su momento se apostó por la construcción como generadora de riqueza y mano de obra, a la vez que suponía un ingreso para la Administración en impuestos y licencias. Tal vez fue una buena opción en su momento, pero sin duda no fue la mejor. Los árboles no dejaron ver el bosque.

A ver, las cifras cantan. Nos movemos ligeramente por encima de las mil doscientas plazas hoteleras. Es verdad que el crecimiento en términos absolutos ha sido importante desde 1996, unas mil. Importante pero insuficiente si tenemos en cuenta lo largo de este periodo de tiempo.

Más allá de la cantidad, el tipo de oferta de alojamientos condiciona la calidad de los servicios que ofrecemos y del turismo que recibimos, dicho esto con todos ms respetos para que nadie se me suba por las paredes. Y tal vez sea el momento para planificar un futuro diferente, aprovechando las sinergias que pueden llegar desde diferentes instancias, con la apuesta que por el impulso del turismo se está haciendo desde la Generalitat y, por supuesto, desde la Diputació Provincial. Y no digo más, pero ahí lo dejo.

No les voy a abrumar con más cifras que para eso están los expertos, pero el documento elaborado por la Universitat de Valencia, deja las cosas muy claras. Los apartamentos suponen casi el ochenta por cien de nuestra oferta turística. Eso si tenemos en cuenta los que se alquilar de forma reglada y regulada, que si pudiéramos sumar los alquileres irregulares, seguramente sería más.

Así las cosas, insisto, debemos como ciudad y como sociedad plantearnos un cambio de cara al futuro, dentro del margen de posibilidades que tenemos. Pero la promoción y la ayuda al sector hotelero reportaría, junto con el crecimiento de la oferta, un gran beneficio para el sector y, sin duda, un impulso para nuestra economía como ciudad con un incremento en puestos de trabajo y un crecimiento de las empresas que prestan sus servicios a los hoteles. Y todo eso sin descubrir la pólvora, que ya está todo inventado.

Y, miren lo que son las cosas, no dudo de que nuestro modelo turístico va a ir por ese camino. Y si es así, me alegro. Por el bien de todos y por el desarrollo de Cullera de cara a los próximos años. A ver si no volvemos a perder el tren si se pone en marcha la locomotora.

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