La columna de Unpahui Tagore

MIENTRAS ESCRIBO esto escucho un podcast de Sofá Sonoro sobre la banda británica Blur. Estoy enganchadísimo a este programa porque habla de discos, artistas y todo lo que rodea a la cultura musical de los últimos cien años.
Si hablamos de cultura me gustaría exponerles algo que sucedió en la pasada Feria de libros y música acontecida en Cullera.
Libros y música, dos motivos por el que animo a visitar dicho evento y más viniendo de un pueblo que apuesta fuertemente por la difusión de contenidos culturales (recordemos que Cullera aloja dos grandes escuelas de música, un conservatorio, un buen servicio de préstamos de libros en la Casa de la Cultura y tiene una programación teatral decente aunque se echa en falta algo de contratación de compañías teatrales que produzcan obras en valencià).
Fui animado por mi amigo David Vid, que tenía un recital en la plaza del mercado. Cuando llegué me encontré con sólo tres puestos de libros (solo una editorial, una librería local y una mesa en la que se encontraba contenidos de la biblioteca municipal). La música, era simplemente la que se oía desde el auditorio en el que estaban ensayando.
David Vid tenía que comenzar su recital a las 13 horas. Allí se encontraban también personas que acuden semanalmente al club de lectura impartido por el antes mencionado señor Vid, pero cual es mi sorpresa que cuando llegué se me informa que su acto se retrasaría, ya que se encontraba un escritor venido de Carcaixent haciendo una presentación de su libro. La feria finalizaba a las 14 horas de ese día y viendo como pasaba el tiempo, y que al final el recital de poesía no se llevaba a cabo, me llevé una decepción aún mayor por varios motivos.
El primero es que para una feria literaria es necesaria la presencia de varias editoriales; muy mal se tienen que haber hecho las cosas para que solo vaya una.
Si la feria era en parte musical tiene que haber música. Esta estuvo ausente, si no contamos los sonidos lejanos que venían del auditorio municipal.
Ya, por último, la falta de respeto para quienes fuimos a visitar la feria y ver un recital y encontrarnos con que no se hacía porque la falta de seriedad en los horarios y la falta de respeto de los responsables que no supieron llevar a cabo dicha actividad; por no hablar de la falta de cortesía del escritor en cuestión por no haber reducido su acto a sabiendas que tenía un compañero detrás que tenía un acto pendiente.
Dicho todo esto, en mi humilde opinión, la concejalía de cultura debería cuidar mucho más este tipo de actos. Somos muchos los que amamos la cultura y esta feria ha sido un despropósito y no hace honor al nombre con el que se anuncia. Si Joan Bohigues levantara la cabeza…

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