POR SI ACASO
Me despierta el mismo perro de cada mañana. Tiene un ladrido tan desgarrador, que dudo entre pegarle un tiro con la escopeta de mi Jordi, de cuando era cazador -que no cazaba nada; porque a su vuelta, se pasaba la mañana llorando: tanto por las piezas abatidas como por las indultadas-, o estamparle desde la ventana un soplamocos con la regadera de plástico, a ver si se calla. Hay días que una se levanta acarreando un peso en la espalda, peor que un saco de cemento. Me he asomado al balcón y mis lánguidos geranios no me han sonreído como solían hacerlo. Las enredaderas salvajes están sumamente calmadas y no se entretejen con nada. El cactus de tallo globoso se tambalea, preso de la confusión a pesar de que el viento le intente llevar la contraria; y descubro al fin, qué me pasa, antes de eliminar a nadie ni de utilizar injustamente la violencia. Y resulta que hoy se celebra el día mundial de la Menopausia. Algo así me barruntaba yo. Apoyo la recortada de Jordi en la resquebrajada pared de la entrada, por si acaso. Saco presta una copa de vino para celebrarlo y me percato a tiempo de que son las seis de la mañana. Desisto. Es demasiado temprano o demasiado tarde; según se mire.
Mientras me dirijo arrastrando los pies, a encender la tele para ver qué se cuece por el mundo, de reojo atisbo, que ya se están produciendo detenciones por el atentado en París. Vuelvo a sacar la botella. En la OMS ya se canta el We are family, como nuevo Himno Mundial. Como nuestro inglés del Carrascalet, sigue siendo tan nefasto a juzgar por las estadísticas, lo sustituiremos por los La, la, la y Lo, lo, lo, contoneándonos, como sólo nosotras sabemos hacerlo; que así, seguro que no fallamos. Ayer declararon los cuatro amantes de “La viuda negra” que manifestaron sentirse engañados. Suerte tuvisteis muchachos, de que no le diera tiempo a más. El peregrinaje de ciudadanos españoles hacia Portugal, es constante; y no precisamente para comprar toallas, sino mascarillas. Normal: en España el 21% de IVA y en el país vecino el 6%. ¿No da un poco de vergüenza esto? Y entre todos estos acontecidos, se produce un acto de vandalismo flagrante en la Isla de los Museos de Berlín. Pintadas sin arte. Y la nave Soyuz toca Tierra después de tres meses. Los astronautas no lucen un color de Benidorm, precisamente. Y mientras ocurre todo esto, Francia despide en su último viaje, a Samuel Paty, con un profundo y sentido homenaje. Alguien debía de haberme enseñado a perder. No logro aprender nunca.
Moción de Censura al gobierno de Sánchez promovida por Vox. La Quinta en nuestra Historia. De fracaso total, la califican los politólogos. Sale del Congreso el adalid de la contienda, entre vítores de aliento, de sus fieles acólitos y emocionado por su lealtad. Mientras al abrigo del anochecer, se refugia con ojos llorosos e inenarrable dolor, bajo las almidonadas enaguas de su antigua mentora lloriqueando por la traición de sus socios presuntamente moderados, acusándolos de traición y quejándose por su falta de apoyo. «Me siento traicionado por Casado en el terreno personal», dice Abascal. ¿Qué esperabas muchachote? ¿Seguir siendo el matón del cole? El vocablo “progre” lo llega a desgastar en su recurrente discurso. Lastra dice sin intención poética, que la ultraderecha les arrastra. Urkullu es el primero que solicita imponer en su comunidad el estado de alarma. Quince millones de europeos confinados de nuevo en sus casas. Quizá lo único que resulte ser todo un éxito, sea la campaña de la gripe de este año. A un campo de cebollas los llevaba yo a todos, en fila india.
Un plato de fideos con trocitos de higadillos de pollo, tiene la culpa de mis desvelos. Las pesadillas de una playa con multitud de focas muertas, tiene consecuencias para mi estado mental ya de antemano bastante deteriorado y maltrecho. Menos mal que el 80% de los ciudadanos ve con buenos ojos el uso y disfrute de la mascarilla, como si de un matrimonio bien avenido se tratase. Apañados estaríamos, si no fuese de esa manera. Me pongo de tan mal humor cuando no entiendo las cosas y son tantas las cosas que no entiendo…
Trump me tiene absolutamente fascinada. Al contemplar los debates entre los dos pesos pesados de la política norteamericana, cada día estoy más convencida de que USA no es un país: se parece mucho más a un plató de televisión en un show de sesión continua. Sin pausas de publicidad. «Quédense en casa», dice la Merkel frente a la cámara, con cara de chucho pekinés disgustado.
El movimiento Yo renuncio de los sanitarios, cobra fuerza. Y la mujer de Villarejo pasa a disposición judicial. Otra que saldrá con el cuento de que ella no sabía nada. Regresan los turistas alemanes la mar de contentos, a las Islas Afortunadas. Unos vienen y otros van. Las calles de Nápoles se llenan de jóvenes exaltados por las nuevas medidas del gobierno italiano. Mientras al lado se reúnen el Papa y el presidente Sánchez. Al Santo padre le ha faltado un tris, para no arrearle al presi una toñeja y decirle: eso no se hace, malote; por no haberlo visitado antes, supongo.
Me pongo a escribirle una carta a mi Jordi, para calmar los ánimos. Considero será un bálsamo para mi espíritu: «Amo a los seres extraños como tú, mi amor; siempre lo hice. Y tú eras tan extraño, tan fantástico y tan irreal, que te amé como no hubiera sido capaz de amar a nadie; como se ama a un ídolo o a un padre desconocido. Pero las cosas, al parecer, no son tan sencillas, Jordi». Concluí por esa jornada, por si acaso. Me sentí mejor.
Y estando así: medio agazapada al acecho y expectante, ante la inminente rueda de prensa, descubrí de reojo el milagro de unas decorativas peras amarillas en mi frutero, que no maduraban nunca. Las palpé creyendo que eran de plástico. Les clavé una uña: constaté que eran de veras. Ladeé la cabeza pensando que quizás algún avispado y sesudo investigador, pudiese descubrir algún milagro extrapolable a la piel avejentada y colgante como una borla y como la mía. Más les vale arremangarse prestos, en pos de la ansiada vacuna. Déjense de caprichos estéticos. Ya que no es lo mismo, ajamonada, que amojamada, pensé. He de decir pues, que puestos a preferir, prefiero la primera. Pues la segunda se me antoja más reseca y árida, como campos sin arar o mentes sin cerebro. Pere aprovecha la presencia de la señora Van der Leyen en la conferencia de presidentes, para reclamar `lo suyo´: la independencia de Cataluña y la libertad de los políticos presos o presos políticos; nunca me aclaro. Y mientras tanto, los contagios no paran de aumentar. La entrevista de la presi de la Comunidad de Madrid por su monumental proyecto de nuevo hospital, no tiene desperdicio. Señora, sanitarios nos faltan; no hospitales nuevos. Me sonríe angelical con su boquita de piñón encogiéndose de hombros.
La voz del presi me sobresalta de mi cavilo onírico manifestando, institucional y seriamente, que otra vez vamos a estar confinados. No se lo pierdan: hasta el 9 de Mayo. Pues vaya. Guardaré las peras…por si acaso.
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