BRINDEMOS, PUES.
Hoy me he levantado aquejada de una grave enfermedad textual -como diría un buen amigo mío-; lo cual significa, que me acucian las ganas de escribir. Mirando el retrato de mi Jordi, levanto mi copa y le hago un brindis, felicitándolo por su cumpleaños. Mis amigas siguen empeñadas en que debo aclararles mi relación con Jordi. ¿Cómo decirles, que es sólo la invención de una madurita solitaria y que lo hacemos a menudo las personas que estamos solas -pero no tristes-, en la vida? ¿Cómo decirles, que también lo hacía de pequeña por escapar de la angustiosa soledad e inventarme cien personajes de ficción, para que se acomodasen en mi recodo? ¿Cómo decirles, que ahora enciendo el televisor a menudo con el único fin de escuchar voces aunque sean artificiosas, metálicas y extrañas y sentirme acompañada? ¡Viejas chochas! Les mascullo. Yo confieso –como el título de aquella maravillosa película, dirigida por Hitchcock-, que ni siquiera es su cumpleaños y que ni tan siquiera existe. Hala, ya lo he dicho. En realidad, mi salita sólo la preside el retrato amarillento de mis amados progenitores; su imagen antigua, arrugada y resquebrajada, colma cualquier espacio, por muy desangelado que parezca. Guárdenme el secreto. De ayer acá le di mi particular hasta siempre a Quino, padre y creador de Mafalda, porque sabía que un adiós iba a ser inútil. Genios como él, nunca mueren. Joaquín Salvador Lavado Tejón afirmó, no hace demasiado tiempo, que la vejez es mucho peor que como él la dibujó. Y tenía razón; y Janis Joplin asintió desde el Edén, sacudiendo su larga melena, en su medio siglo de aniversario. Kenzo por su parte, hace una reverencia.
Brindemos también, por la absolución en tropel de los suertudos del caso Bankia, Jordi. Ellos lo supieron hacer bien; es lo que tiene contar con un buen letrado. Todavía recuerdo la cara de orgullo y satisfacción, que lucía el llamado gigante del mundo financiero empresarial; el actor principal del milagro económico, volteando la campanita: Don din, don. Tercer grado, fíjate. Y mientras los científicos investigan las aguas fecales, a lo mejor brota algo interesante aplicable al politiqueo. El Tribunal Supremo inhabilita a Torra; entretanto, las dos administraciones públicas más poderosas, se echan en cara los trapos sucios; pandemia incluida. De Guindos pone la guinda al caso Kitchen, porque (siempre presuntamente) también guindó (Perdón por la redundancia chistosa; no he podido evitarlo). Dimisión sonada de un socio de Cs en el gobierno de Madrid; el tercero, ya. Muchos más, un año ha. Y el gobierno madrileño se debate entre la duda y el estupor y en estado de pendencia, sobre sus infructuosas querellas sumarísimas contra el gobierno. Desestimadas todas. Pierden fuerza como el huracán “Álex”, paulatinamente.
Que aprendan los defraudadores de pacotilla de Trump, que lleva más veinte años sin pagar impuestos. Y aún, sus incondicionales acólitos le siguen jaleando, como si se tratase de un héroe de espuelas y de colt 45. Machote. El matrimonio de potentados americanos en cuarentena por estar infectados. Mientras California sigue ardiendo, y la xenofobia y el machismo, siguen aumentando. De hecho, en la cuadrilla de Los chicos orgullosos de Trump, grupo de ideología nazi, no se aceptan mujeres. Ni falta que hace.
Diez mil dólares de propina recibe un repartidor de Pizza, de algo más de 90 años. Los vecinos organizan por su cuenta una colecta, para agradecerle su amabilidad y su trato exquisito. Cosas del sueño americano que lo hace todo a lo grande.
Los expertos politólogos califican el debate americano Trump versus Biden, de bronco, desastroso, vacío de contenido y sin visos de aportar soluciones prácticas a la grave crisis sanitaria, económica, y hasta existencial americana, añado yo la coletilla. Salvo ingerir lejía como así sigue en sus trece, Donald. Por cierto: un compatriota suyo se enfrenta a penas de cárcel (ya saben cómo se las gastan en esos países asiáticos) por haber calificado al lujoso hotel donde se hospedó, de: “no recomendable y de practicar un modo de esclavitud moderna”; y a su personal, como: “hostil poco amistoso y antipático”, en varios portales turísticos. El honorable cliente ha sido denunciado por difamación, por parte del honorable gobierno tailandés. Cuidado, que no le toquen las campanillas. El tintineo me da sed. Brindemos, pues.
Un árbol gigantesco de un patio interior de Barcelona, me quitaba la sombra. El árbol de marras, resultó que daba frutos, de cogollos de marihuana. El fuerte y denso olor que despedía, alertó al vecindario. Hubo algún animal doméstico que, al poco tiempo, se comportó de manera extraña. Resultando raro encontrarse con undóberman de pura raza, valsando y bizqueando los ojos, frente a sus complacidos dueños; quienes, además de extasiados, presentaban similares síntomas que sus obnubilados animales tras oler los densos vapores. A las puertas de los bingos se formaban colas larguísimas, entre los jugadores incumplidores del horario de cierre y los paseadores de perros danzarines. Vacío legal alegan quienes son cuestionados. Siempre lo digo y aborrezco ser repetitiva: los animales nos enseñan sobradamente. Un ciervo despistado, se cuela en un campo pretendiendo jugar al golf y se introduce por un vallado, en busca de la pelotita que estaba a puntito de hacer un birdie. Una escurridiza mofeta se introduce en una pastelería sin pedir vez; espantando a toda la clientela, por su asombrosa fetidez. ¿Todavía no nos damos cuenta de que estos comportamientos nos están advirtiendo de algo sumamente grave? La pregunta va encaminada a los partidarios de la negación del cambio climático. Se ruega respuesta coherente y fundamentada.
Verdasco demanda a los responsables del Torneo Roland Garrós. Que si sí, que si no. Nadal, pasa a finales. Zidane tiene flor y Kooman busca opciones. El Betis de Pelegrini, líder. Derbi femenino: ¡Aúpa!
Comienzan las duras restricciones en Madrid. Unos, las aceptan con resignación; y otros, apelan a la libre circulación, argumentando con escasa fundamentación, que todos los contaminadores se `cuelan´ por Barajas; cuando es bien sabido que, tras esa afirmación falsa, se esconde un peligroso racismo soterrado. Pero cuidado, que no tienten a la suerte; que tal vez se queden sin servicio doméstico y sería un horror. Culpables por unanimidad los dos acusados por el caso de “La viuda negra”. Cuando arrecia el viento de Levante en estos primeros días de otoño, salen a la calle la Marea verde y la blanca, reivindicando sus derechos. Esto es un terremoto que remueve conciencias; no como el del pasado jueves, que removió cimientos y se dejó sentir en Navarra con gran intensidad.
Comienza a mascarse de nuevo el temor de un colapso sanitario. La obesidad mórbida multiplica por catorce veces el riesgo de contagio del Covid-19. Conocía de la existencia de narcolanchas; narcoyates; narcosubmarinos; narcogomas; pero lo de macrogranjas de cerdos, rompe todos mis esquemas mentales. Veo pasar a toda velocidad un contenedor de basura con ruedas, proclamándose en vencedor del Récord Guinness absurdo de este año. Mientras dure la vida, verás sucedidos.
Brindemos, pues; porque mientras ulula el viento intenso, exclamando: ¡Váyanse ya! Echándonos del planeta, nos da tiempo a saborear una última copa de vino, bajo la sombra de un guindo… ¡Salud!