El racó de la història. La inaguració de l’hopspital de Cullera en 1883.

El emblemático edificio del hospital de Cullera, fue convento desde que se instauró la Orden de los Padres Agustinos, teniendo lugar la primera fundación, bajo el título de La Purísima Sangre de Cristo en el año 1612.
Este convento se construyó junto a la ermita ya existente desde tiempo inmemorial.
(De la ermita y posterior construcción de la Iglesia ya di información en un artículo publicado por L’expressió en enero de 2019).
Durante más de doscientos años la orden de Agustinos tuteló y administró el edificio, bajo el patrocinio del Ayuntamiento.

El 26 de agosto 1835 a consecuencia de la desamortización de Mendizábal, se cierra el convento y es abandonado por los Padres Agustinos que fueron expulsados, ya sabemos las consecuencias de la desamortización. Los edificios pertenecientes a la Iglesia y Órdenes Religiosas se vendieron al mejor postor.
El edificio del Convento es comprado en pública subasta por D. Antonio Pedrós Crespo.
Sabemos que durante la pandemia de 1865 es utilizado el convento como hospital. Ante la inminente necesidad sanitaria y las buenas condiciones para este fin que reunía, ya que desde el edificio hasta el rió Júcar había tierras de cultivo y huertos, con un aire mas saludable y beneficioso. (La carretera se abrió en los años 1920 anteriormente todo el tráfico circulaba por la calle Valencia.)
En principio se había pensado utilizar el gran edificio del Cuartel de Caballería situado frente al río, delante del puerto (actual Rambla de San Isidro) para habilitarlo como hospital, llegando a hacer un proyecto y planos, pero al encontrarse dentro de la villa y el entorno no ser apropiado para tal fin se desestima la idea.
En un pleno ordinario en 1870 la Corporación Municipal aprueba proponer al propietario D. Antonio Pedrós Crespo la permuta del edificio del exconvento, por parte del edificio del Cuartel de Caballería, llegando al acuerdo.
El Ayuntamiento pasa a ser dueño del edificio del antiguo convento.
La intención es destinarlo a Hospital Municipal y asilo de ancianos.
Se nombra una comisión encargada para supervisar las obras de reforma a realizar.
*“En el pleno Municipal fechado el 17 de octubre de 1882 y siendo Alcalde D. José Cabrera Pastor, la Comisión encargada de las obras del exconvento de Agustinos con destino a ser el nuevo hospital de la villa, exponen: que con dicho proyecto desaparece el buen aspecto del antiguo claustro, que no deja de ser algo artístico e histórico y que a toda costa debe conservar el Ayuntamiento esta parte del edificio según su primitivo estado….”.
Las dependencias que tienen que suprimir son de vital importancia y necesidad. Para solventar este problema, la comisión proponen a la alcaldía que se adquieran las casas colindantes que existen junto al mencionado edificio en la calle Valencia.
Con la compra de las casas se solucionaría el problema para adecuar las dependencias necesarias.
(En aquel momento tuvieron la sensibilidad de preservar el claustro, cosa no hicieron posteriormente.)
Como hay suficiente espacio, con la compra de las casas lindantes, se proyectan unas zonas para escuela de párvulos, bajo la dirección de las Hijas de la Caridad, lo cual es sumamente necesario para el barrio de San Agustín una escuela, ya que carece de ella; además de aportar algún beneficio para sufragar los gastos.
Trasladaron allí a cuatro monjas, las cuales ya estaban en Cullera ejerciendo de enfermeras en el viejo hospital delante de la Iglesia de los SSJJ desde el año 1870.
Quedó aprobado el proyecto: ganando en pública subasta la obra de construcción con destino a Hospital Civil de Caridad, el constructor José Nebot Lara vecino de la Villa, por la cantidad de cincuenta y dos mil noventa pesetas, con arreglo a la memoria y proyecto del arquitecto D. Luis Ferreres, y condiciones económicas fijadas por el Ayuntamiento.
Se hizo una relación de los materiales resultantes del derribo de distribución interior, que fueron vendidos en pública subasta el día 29 de octubre de 1882.
Tres puertas de acceso a la calle, y otras de diferentes estancias, rejas y balcones de hierro forjado, hasta el total de los materiales desechados para la nueva reforma. Recaudando un total de 365 pts. Siendo postores los mayores contribuyentes de la villa.
Del interior del antiguo exconvento, se conserva la escalera y barandilla de madera y hierro forjado, que ha sido conservada, y restaurada recientemente.
El edificio hacía la función de asilo de ancianos desde que lo adquirió el Ayuntamiento.
Para comenzar las obras el 18 de septiembre de 1882 se hace una relación de las personas asiladas, son en total veinticinco, la mayor de 83 años Josefa Bertomeu Castelló y la más joven de 41 años Josefa Soñes Píris.
El cura Párroco D. Candido Guardiola cede la casa Abadía que estaba deshabitada, sita en la calle del mismo nombre, para albergar al total de ancianos, y poder iniciar las obras del nuevo hospital.
En junio de 1883 se dan por finalizadas las obras por un total de 58.961 pts.
El mismo mes en acta se nombran madrinas de dos nuevas campanas (solo había una campana mediana) a las esposas de D. Carlos Martí de Vesses, Diputado Provincial de este distrito, Dª Juana Diego Palomares y de D. Lorenzo Borja administrador del Hospital, Dª Josefa Inés Llopis Sapiña.
La inauguración del nuevo hospital fue sin duda un día festivo y de regocijo.

  • “El día dieciocho de julio en la villa de Cullera, bajo la presidencia de D. Cristóbal Gómez Ruiz Alcalde Constitucional, se reunieron a los pies del campanario las Autoridades y más de mil espectadores de todas las clases sociales y sexos. Los marineros y albañiles con sus aparejos y herramientas bajo las ordenes del maestro de de obras D. José Martinez Cogollos para la subida y colocación de las campanas.
    “…Primero se procedió la bendición de las campanas, con la presencia de la banda de música, todos de pie y descubiertos, acudió en procesión el Bolero de la Parroquia. Oficiando con capa el Cura Párroco, Diacono y Subdiácono. Con arreglo al ritual se bendijeron las dos campanas y se bautizaron.
    La campana mayor con el nombre de “Juana Inés” y la menor “Jesús, María y José” selladas de bronce, con un peso de diecinueve arrobas, fundidas en el taller de Jaime Rosas, por un importe de 3.979 reales de vellón. Con la inscripción “El Ayuntamiento de Cullera en la inauguración del Hospital año 1883”.
    “…En medio de la algarabía, se repartieron a manos llenas confites y monedas con el consiguiente contento general, que se aumento al dar al vuelo las tres campanas, amenizándose todos los actos con la Banda Municipal hasta después que se retiro la procesión…..”
    En el mismo acto también se bendijo el reloj del campanario, nombrando al Señor Argente como relojero de mantenimiento por 125 Pts. al año.
    Nada mas inaugurado se estableció en sus dependencias la escuela de párvulos a cargo de las hermanas, y escuela de adultos nocturna y gratuita subvencionada por la Corporación Municipal. Siendo los primeros maestros D. Vicente Bernabeu y el Capellán del Hospital D. José Bono Sala. Dando al barrio de San Agustín un servicio publico de enseñanza del cual carecía.
    Se vuelve a ubicar el Asilo Municipal de ancianos.
    A lo largo de los años se amplio la escuela de educación primaria, siempre a cargo de las Hijas de la Caridad.
    En el período 1936-39 de la guerra civil el edificio también hizo las funciones de Hospital de Sangre en la retaguardia.
    Las monjas que quisieron quedarse, cambiaron los hábitos religiosos por el uniforme de enfermeras continuando el trabajando en el hospital.
    Este representativo edificio a lo largo de los años siempre ha tenido actividad de servicio público en beneficio de los ciudadanos.
    En la década de los años setenta se creó el primer consultorio de la Seguridad Social de atención primaria de toda la población.
    También estaba instalada la maternidad, con la Matrona Dª Sofía Escobedo de titular, podemos decir que asistió a casi dos generaciones de nacimientos en Cullera.
    Posteriormente el consultorio se trasladaría a la Casa Enseñanza, y la maternidad se extinguió, pasando a Valencia los nacimientos.
    En los años ochenta se adquieren el resto de casas de la manzana y se construye un edificio nuevo para albergar una guardería infantil Municipal.
    En 1992 después de más de ciento veinte años de dedicación a la sanidad y residencia de ancianos, las Hijas de la Caridad abandonan Cullera manifestando, que ante la falta de vocaciones, la congregación las traslada a otros conventos.
    La última superiora Sor Coro Lerchundi y cuatro monjas más, cesaron para siempre el servicio que durante tantos años prestaron a la población.
    Pasando la gestión de la residencia de ancianos a una empresa privada supervisada por el Ayuntamiento.
    A día de hoy, el edificio sigue vivo y con mucha actividad en la ciudad, reuniendo la residencia Municipal de ancianos, guardería Infantil, escuela de adultos, en ocasiones impartiendo cursos de diferente índole, etc.
  • Archivo Histórico Municipal
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