La Columna de Ana Mª Bayot

AGUAS  REVUELTAS

“¡Niño, deja ya de joder con la pelota!…” Nadie me advirtió nunca, que me levantaría de madrugada un día, deseando escuchar el enunciado poético del son de Serrat, a voz en grito. A los de mi generación, como mucho, nos decían: “Eso no se dice”, acompañado de un largo etcétera como a todos; y de propina, una buena toña de cuello vuelto que nos llevase sin remisión, al mismo lugar corregidor de raseros aborregados de la generación de entonces. Es como aquello de que te obliguen a gestionar tus sentimientos; como si se tratase del tráfico rodado, pobres ignaros. Y tras el aplauso encendido de las veinte horas, me dirijo presurosa al aguamanil a enjabonarme las manos, ya despellejadas, de tanto restriego y cerrado palmoteo. El silencio de rebelión larvada de las calles a todas horas, resulta cuanto menos, agonizante.

No hacen falta plumas púrpura ni bolas de cristal, para agilizar la agudeza de ingenio de nuestros comerciantes; cuyo modo de vida, ven peligrar grandemente. Se anticipan, cual magníficos estrategas, por proveer de todo aquello que sea necesario para salvaguardar sus negocios. ¿Mamparas? ¿Separación entre mesas? ¿Aire fresco, estufas, farolillos de colores?  Que así sea. Hasta que se nos cierren los lóbulos horadados de las orejas, a causa del confinamiento, y las rayas de las raíces del pelo pululen por las esquinas y tengan vida propia, tendremos tiempo de sobra de calibrar hasta qué punto son imprescindibles ciertas cosas, que creímos lo eran. Nuestro orden de prioridades estoy segura de que cambiará, después de esta cruel epidemia. Si no fuera dueña absoluta de mi sistema nervioso, me plantearía con seriedad, atentar contra alguno de mis miembros; salvaguardando quizás, la cabeza; que es hoy por hoy, mi bien más preciado… mientras no la pierda.Cambiando de tercio, la entrega sin apenas condiciones del gobierno, obtiene la prórroga a regañadientes por parte de la oposición. En el fondo oscuro bulle el chapuzado y feroz patriotismo entre sus revueltas aguas. Y mientras estas aguas turbulentas rebordean, los representantes de la OMS habla de alentadores descensos del número de víctimas; intuyo que para acallar bocas.

La situación nos hace meditar en que la silenciosa diabla, llamada pandemia, sigue acechando tras meses de asedio esperando su oportunidad para el nuevo ataque; como Aníbal, bajo la ladera inclinada. En esta larga liturgia de crisálida endemoniada, se me plantean más incógnitas que certezas, entre el rebullir del torrente de las aguas revueltas.

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